¿Qué somos?
¿Qué somos?
¿Qué somos?
Aznar cree que un exceso de leyes anticorrupción hace imposible dedicarse a la política. Tiene razón el FAEScista. A mí me pasa en los bancos y grandes almacenes: la videovigilancia, los seguratas y demás medidas de seguridad, me ponen casi imposible robar en ellos.
El afortunado jugador de lotería y responsable del aeropuerto con menos actividad que el cometa . El mafioso de Castellón y padre de una rePUTAda diPUTAda. Carlos Fabra, por fin, ya está en prisión.
Otro delincuente y ladrón más del PP que entra en la cárcel (veremos por cuánto tiempo). Pocos están para tantos como son.
Cualquier político puede prometer construir un puente donde no hay río, pero sólo un político del PP, además de prometerlo, puede construirlo, encargar los planos a Calatrava, perder millones en sobrecostes, llevarse unos cuantos millones más en comisiones B, conseguir que el resultado final sea un puente que se cae a trozos y aún así exclamar orgulloso que su gestión ha sido perfecta y que la culpa de todo es de Pablo Iglesias por ser de la ETA.
Y sólo un tonto, muy tonto, puede quedarse con la última frase, alarmarse, y seguir votando al PP por si las moscas.
El PP cambia de sede: de la Calle Génova se traslada a la localidad de Soto del Real
Las nuevas instalaciones cuentan con despachos equipados con todas las comodidades
Automóviles con chófer
Área de recreo
Guardería, comedor social, etc.
El nuevo logo del PP
Francisco Granados, (ex)político y ladrón español, está en prisión como cabecilla de una organización criminal acusado de los delitos de blanqueo de capitales, organización criminal contra la Hacienda Pública, tráfico de influencias, cohecho, malversación de fondos, prevaricación y fraude.
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Francisco Granados, patriota y ladrón español, ya le cococían en su pueblo, del que fue alcalde.
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Francisco Granados, ladrón español, enemigo de la violencia pastelera.
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Francisco Granados, ladrón español. Uno más entre muchos. Si gobernando el PP, con la censura que ejercen sobre los medios de comunicación, el control que tienen sobre el Parlamento y la Justicia, les están estallando casos de corrupción día sí y día también, ¿qué no estará oculto?
Definitivamente, sí: .
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El PP es ETA.
El PP se disuelve.
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En el interesante aunque denso libro Cisnes Salvajes, se narran la historia de tres generaciones de mujeres chinas y la época histórica que a cada una le tocó vivir: La China Imperial, la China de Mao y la China actual.
Recién llegados los comunistas al poder, la corrupción estaba institucionalizada. Mao y el Partido Comunista tomaron las medidas que en un pasaje del libro se relatan y a continuación transcribo.
Poco después de subir al poder, los comunistas hubieron de enfrentarse a una crisis. Habían logrado obtener el apoyo de millones de personas a base de prometer limpieza en su gobierno, pero algunos funcionarios habían comenzado a aceptar sobornos o a conceder privilegios a sus familias y amigos. Otros celebraban extravagantes banquetes, lo que en China constituye no sólo una de las aficiones tradicionales —casi un vicio— sino también un modo de entretener y alardear simultáneamente. Todo ello, claro está, a cuenta y en nombre del Estado en un momento en el que el Gobierno se encontraba extremadamente escaso de dinero, ya que intentaba reconstruir su destrozada economía y al mismo tiempo librar en Corea una guerra que estaba devorando aproximadamente el cincuenta por ciento de su presupuesto. Algunos funcionarios comenzaron a malversar a gran escala. El régimen empezó a inquietarse: sentía que se estaban erosionando tanto los sentimientos de buena voluntad que lo habían arrastrado al poder como la disciplina y dedicación que habían asegurado su éxito. A finales de 1951, decidió lanzar un movimiento contra la corrupción, el derroche y la burocracia. Se denominó Campaña de los Tres Anti. El Gobierno ejecutó a algunos oficiales corruptos, encarceló a otros varios y despidió a muchos más. Incluso algunos veteranos del Ejército comunista que se habían visto implicados en malversaciones y desfalcos a gran escala fueron ejecutados como ejemplo. A partir de entonces, se castigó con dureza la corrupción, que en consecuencia se convirtió durante las dos décadas siguientes en un fenómeno inusual entre los funcionarios. Mi padre estuvo al frente de aquella campaña en la región de Yibin. En la zona no había altos funcionarios culpables de corrupción, pero él creyó importante demostrar que los comunistas cumplían su promesa de mantener la limpieza dentro del Gobierno. Ante cada infracción, por nimia que fuera, todo funcionario estaba obligado a realizar una autocrítica: por ejemplo, si habían utilizado un teléfono oficial para hacer una llamada privada o si se habían servido de una hoja de papel del Estado para escribir una carta personal. Los funcionarios se volvieron tan escrupulosos en lo que se refería a la utilización de los bienes propiedad del Estado que la mayoría ni siquiera utilizaban la tinta de su oficina para escribir otra cosa que no fueran comunicaciones oficiales. Cada vez que debían redactar algo personal, cambiaban de pluma. Se estableció un celo puritano en torno a dichas normas. Mi padre estaba convencido de que tales minucias contribuían a crear una actitud nueva entre los chinos: la propiedad pública había quedado por primera vez estrictamente separada de la privada; los funcionarios ya no trataban el dinero público como si fuera propio, ni abusaban de sus posiciones. La mayor parte de las personas que trabajaban con mi padre adoptaron su misma actitud, en el sincero convencimiento de que sus esmerados esfuerzos se hallaban íntimamente ligados a la noble causa de edificar una nueva China. La Campaña de los Tres Anti se hallaba dirigida a los miembros del Partido. Sin embargo, para toda transacción corrupta hacen falta dos partes, y los instigadores se encontraban a menudo fuera del Partido. Destacaban especialmente los «capitalistas», los dueños de las fábricas y los comerciantes, sobre quienes apenas se había intervenido. Los viejos hábitos se hallaban profundamente arraigados. Durante la primavera de 1952, poco después del lanzamiento de la Campaña de los Tres Anti, se anunció simultáneamente el inicio de una nueva campaña, dirigida a los capitalistas, que recibió el nombre de Campaña de los Cinco Anti. Los cinco objetivos de la misma eran el soborno, la evasión de impuestos, el fraude, el robo de propiedad estatal y la obtención de información económica por medio de la corrupción. La mayor parte de los capitalistas fueron hallados culpables de uno o varios de estos delitos, castigados por lo general con una multa. Los comunistas se sirvieron de esta campaña para persuadir y, más frecuentemente, intimidar a los capitalistas, si bien de tal modo que se obtuviera el mejor provecho de su utilidad para la economía. Los encarcelados no fueron muchos. Aquellas dos campañas paralelas consolidaron los mecanismos de control —únicos en China— que se habían desarrollado originariamente en los primeros días del comunismo.
…Mao sabía que gran parte de las personas cultivadas de China se mostraba a favor de la moderación y la liberalización. Quería, pues, prevenir una «revuelta húngara a la china». De hecho, reveló posteriormente a los líderes húngaros que su petición de críticas había sido una trampa que decidió prolongar incluso cuando sus colegas sugirieron que pusiera fin a ella, con objeto de asegurarse que había descubierto hasta el último disidente en potencia. Los obreros y campesinos no le inquietaban, ya que confiaba en su gratitud hacia los comunistas por haberles llenado el estómago y haberles proporcionado una existencia estable. Asimismo, mostraba un desprecio básico por ellos: no creía que tuvieran la suficiente capacidad mental como para desafiar su mandato. Sin embargo, Mao siempre había desconfiado de los intelectuales. Los intelectuales habían desempeñado un papel fundamental en Hungría, y se mostraban más aficionados que el resto de las personas a pensar por sí mismos.
Motivos para la dimisión de Rajoy hay para enumerar y no parar. Resumiendo, Rajoy debe dimitir por los motivos que él mismo argumenta frente a Zapatero y por ser el cabecilla de una banda de ladrones y extorsionadores perfectamente organizados.
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