Ritos funerarios: el funeral Celeste Tibetano
Todas las religiones consideran el cuerpo como el vehículo del alma en vida y, tras la muerte, el alma que tiene vida eterna, se reencarnará, irá al limbo, al cielo, etc…quedando el cuerpo como un despojo sin mayor importancia. El tratamiento que dan las distintas religiones al cuerpo sin vida está plagado de ritos y formas pero, fundamentalmente, se resume en dos: enterramiento -cristianismo- y cremación -hinduismo, budismo y también el cristianismo lo va aceptando-.

Para la cremación de un cuerpo hace falta combustible para generar temperaturas de entre 900 y 1000 grados centígrados necesarios para convertir la materia ósea en cenizas.
En el Tibet, los habitantes de la cordillera del Himalaya viven, como promedio, a 2.500 metros de altitud sobre el nivel del mar, altura en la que no crecen árboles; y el suelo es rocoso con una superficie activa de pocos centímetros de grosor. Así, aunque la inmensa mayoría son budistas, ante la imposibilidad, tanto de realizar enterramientos como de conseguir la madera suficiente para las cremaciones, con los cadáveres han desarrollado lo que se conoce como el Funeral Celeste Tibetano o Jhator -”entregar el alma a los pájaros”-.
En este, el cuerpo del finado es descuartizado y expuesto en un sitio elevado, normalmente una explanada cuyo suelo esta cubierto con lajas, para que sea devorado por los animales, casi siempre buitres, o degradado por los elementos.
El procedimiento del Funeral Celeste es laborioso: hay que tajar el cadáver, machacarlo y desmembrarlo para facilitarle la ingesta a los buitres. Los restos se mezclan ademas con tsampa: harina de cebada y té con mantequilla. Después, una vez que solo queda el esqueleto del difunto, se procede a machacar sus huesos y a mezclarlos de nuevo con tsampa para que estas aves terminen de comérselo. Puesto que se considera como un signo de mal augurio que los buitres no devoren completamente el cuerpo, a veces se les entregan primero las partes que menos aprecian (cartílagos y huesos), y al final las que mas aprecian (carne y vísceras).
Quienes no pueden pagar este tipo de funeral (cuesta unas tres veces el salario medio de un tibetano) optan a veces por abandonar el cuerpo del familiar fallecido en una roca situada en algún lugar alto y alejado, sin ninguna clase de tratamiento.
A continuación imágenes muy fuertes del ritual.
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