Nadie la conocía ni sabía de su existencia, jamás se la había mencionado, sin embargo últimamente no se habla de otra cosa, es la protagonista indiscutible de la actualidad: la prima de riesgo.
Pero, ¿qué es la prima de riesgo? Técnicamente es el diferencial del coste de la deuda pública a un mismo plazo entre dos países. Habitualmente se usa un índice de referencia, en el caso europeo es el tipo de interés a 10 años de la deuda pública alemana. Se le llama “prima de riesgo” porque es un coste diferencial o “prima” en relación al índice o tipo de referencia. Compara la rentabilidad de la deuda pública de un país con la de Alemania.
A grandes rasgos: pongamos que un inversor compra bonos alemanes a 10 años al 1% de interés; tiene la seguridad de que recuperará su inversión al final del plazo, aunque con con una baja rentabilidad. Ese mismo inversor, para que compre deuda española necesita el incentivo de recibir un interés más alto, por ejemplo un 6%, que compense el riesgo de impago. La diferencia entre ambos porcentajes es la prima de riesgo: en este caso sería de 5 puntos porcentuales o lo que es lo mismo, 500 puntos básicos.
De otra forma, la famosa prima que nos está amargando la vida y amenaza con hundirnos en la miseria, mide la confianza que los inversores tienen en la capacidad de un Estado para garantizar sus emisiones de deuda pública: a menor confianza, más alta la prima de riesgo.
to see this content.
La prima de riesgo, como los índices bursátiles, poco o nada dice de la economía real de un país, la que crea riqueza, bienes y trabajo; es un valor pura y simplemente especulativo útil para los especuladores en una economía basada en la especulación.
Los países son valorados por unas agencias de calificación controladas por los bancos. Si un país es sospechoso de insolvente, en las subastas de deuda pública tendrá que pagar intereses más altos a los bancos que le presten dinero para financiarse, que compren deuda. El Estado a su vez se ve obligado a provisionar más fondos en sus presupuestos para pagar los intereses de la deuda, por lo que se endeuda más para pagar intereses, lo que genera más intereses y la necesidad de más deuda, y así sucesivamente.
Este año los intereses que España tendrá que pagar a los bancos ascienden a 28.913 millones de euros y para el próximo el Gobierno estima que serán 39.000 millones, una barbaridad, más teniendo en cuenta que suponen casi la tercera parte del que será el gasto total del Estado para ese periodo (126.792 millones).
Esta diabólica espiral en la que nos han metido, es la causa de los recortes que estamos sufriendo; el dinero público dedicado a fines públicos se desvía así a bolsillos privados: los de los bancos.

Gracias a la especulación y la ingeniería financiera, los bancos han ganado cantidades ingentes de dinero y han sometido a los Estados a su poder con la complicidad de una casta política corrupta; pero también los ha llevado a la ruina. No importa, pagan otros.
Cuando estalla la burbuja y conocemos que los beneficios de las entidades financieras no son tales, sino fruto del falseamiento de su contabilidad, el poder político acude al rescate dándoles sin condiciones ni control miles de millones de euros que nos quita a los demás. Dinero público destinado a sanear los balances de unos bancos gestionados suicidamente por ejecutivos sin escrúpulos, corruptos y pagados millonariamente. Dinero público que no revierte vía créditos ni en particulares ni en empresas, lo que condena a muchas a la ruina y desaparición, agudizando aún más la crisis. Dinero público que enriquece a unos pocos empobreciendo a la mayoría.
Pero hay más. Como ya hemos dicho, el Estado se financia con dinero que consigue de la banca pagando unos intereses que suponen el mayor gasto del Estado. Los bancos a su vez consiguen los fondos para prestar al Estado del Banco Central Europeo (BCE). El BCE se financia con dinero público (cada Estado aporta un porcentaje en relación a su PIB) y la normativa europea impide que el BCE preste directamente a los Estados y obliga a que sea a través de la banca privada.
La cuadratura del círculo: el Estado rescata a los bancos privados con dinero público que consigue de préstamos de los mismos bancos. Éstos toman préstamos del BCE, dinero público, al 1% de interés y lo prestan al Estado al 6%. Negocio redondo. Todos perdemos, la banca gana.