EL OBISPO DIJO ¡UNA GRAN VERDAD!
Monseñor Munilla, en la entrevista que la periodista Gemma Nierga le hizo en el espacio La Mañana en la SER, dio en el clavo con sus declaraciones, y no tiene que rectificar nada señor Lehendakari del Gobierno Vasco, porque ha dicho absolutamente la verdad.-
Visto la virulencia conque religiosos, políticos, escritores, periodistas, teólogos, y demás gentes, se rasgan las vestiduras (y hasta las entrañas), para condenar al obispo Munilla, algo “gordo” y “verdadero” ha debido decir; porque sería propio de gente “sinsorga” atacarle de esa manera si lo que ha dicho “no es verdad”, ya que, en ese supuesto, sería mas correcto advertirle de su error con argumentos de caridad cristiana (o no hacer “ni caso” a lo dicho, por… “estupidez”).-
Pero no.- Munilla ha dicho ¡una gran verdad!, y eso, duele a los que se quieren erigir en pedestales de sabiduría para que la plebe los aplauda.-
A los soberbios, les sale como un resorte lo de… ¡ha blasfemado!, ¡crucifiquémosle!, que es lo que en el fondo vienen a decir y querer todos los críticos del obispo.-
El obispo Munilla ha dicho que: “es un mal más grande el que nosotros padecemos que el que esos inocentes sufren”, refiriéndose a la catástrofe de Haití, para hacernos comprender “la gravedad del mal del que nos habla”.- También ha dicho y escrito otras muchas cosas que ustedes no quieren escuchar ni leer, agarrándose a esa frase como clavo ardiendo para condenarle.-
Son tan “monstruosos” los pensamientos de los que dicen que el obispo Munilla no tiene “alma” y es insensible a los dolores que padecen sus semejantes en Haití, que no hacen otra cosa que “ratificar como verdaderas” las opiniones del obispo respecto a la “enfermedad espiritual de nuestra sociedad”.-
¿A ustedes les extraña los males de nuestra sociedad?: “niños que desaparecen”, “chicas jóvenes terriblemente asesinadas”, “violaciones con ensañamiento”, “mujeres acuchilladas por sus parejas”, “padres maltratados por sus hijos”, “profesores amenazados y despreciados por sus alumnos”, “policías encubridores de gravísimos delitos”, “financieros estafadores”, “empresarios que se quedan con lo ajeno”, “robos con violencia”, “divorcios que desorientan a los hijos”, “abortos de chicas adolescentes”, “juventud adoradora del alcohol y las drogas”, “terrorismo con extorsiones y muertes”, “bandas callejeras de matones”, “políticos corruptos”, “mafias de trata de blancas”, “jueces prevaricadores”, “autoridades perversas” y… pueden seguir enumerando males hasta donde quieran.
Con lo que “la juventud percibe” de nuestra sociedad a través de los medios de comunicación como “¡modelos de vida!”, no es extraño que “después” pasen todas esas cosas.- Y todavía pretenden quitar los crucifijos de las escuelas y colegios, que es querer quitar los mandatos que Jesucristo nos dio para enderezar nuestras conductas, para que seamos “hombres nuevos”, y no hay nadie que nos haga ver la “gran catástrofe” a la que nuestra sociedad se encamina.- El obispo Munilla sí lo hace: con sus escritos, con sus declaraciones, con las explicaciones del Catecismo de la Iglesia Católica.-
Si la sal se desala… ¿quién la salará?.-
Me encantaría que todos esos “virulentos críticos” del señor obispo de San Sebastián, religiosos y teólogos, me explicasen el Catecismo de la Iglesia Católica como lo hace el obispo Munilla.-
De los “titulares” y “tergiversaciones” que se hacen en los periódicos y revistas me extraña menos, porque viven de la noticia espectacular, “aunque sea mentira”.- No se si lo hacen queriendo ó sin querer, pero son muy hábiles en recortar frases ó pensamientos para que la noticia sea “espectacular”, “monstruosa” y “escandalosa” (como poner fotos ridículas del que vituperan), para que vayamos corriendo al kiosco a comprar el periódico.-
Un columnista que llama “tarugo” al señor obispo, también ha escrito: “Eso de comparar la delicada situación española con la horripilante catástrofe de Haití no es solo una mentecatez, sino una blasfemia”.- (aunque dice que puede estar emitiendo un juicio temerario al criticar a Monseñor).-
Señor periodista, usted que escribe columnas que casi son “puro Evangelio”, ¿no le habrá traicionado también “ese pedestal” de tener que escribir a diario algo espectacular, sin pensar muy bien en lo que dice, para que compremos el periódico y le paguen a usted su sueldo?-
Quiero pensar que al obispo Munilla, no le han, ó no han querido entenderle: por eso uno de los teólogos que quieren crucificarle por lo dicho en la entrevista, le recrimina y escribe: “Para una persona que cree en Dios, lo más sagrado es la vida humana”.-
¿No será… LA VIDA ETERNA… señor teólogo?, y por ende ¿la vida humana, que es “sagrada” para “los que creen” y para “los que no creen” en Dios? .-
Quiero estar, en este caso, al lado del señor obispo de San Sebastián, Don José Ignacio Munilla Aguirre, porque dijo… ¡UNA GRAN VERDAD!-